viernes, 15 de abril de 2011

Condiciones Lógicas para una Teoría Unificada

Los físicos siempre han buscado que las leyes naturales que ellos consideran universales resulten todas coherentes entre sí y puedan explicar, científicamente, el funcionamiento del Universo en su totalidad. A este estado de gracia de la ciencia se le llama Teoría del Todo, Teoría Unifica, o del Campo Unificado. Aclaro esto solamente para que se entienda el título.

En este artículo marcaré los márgenes dentro de los cuales dibujaré (metafóricamente hablando) lo que llamo Teoría de la complejidad creciente o Tercer Paradigma ya que, más que una teoría, en realidad es toda una cosmovisión, una interpretación del Universo distinta y cuyos principales elementos son totalmente nuevos. En este contexto resulta ineludible destacar las condiciones que sostengo como indispensables (conditio sine qua non) y resulta necesario además establecer el marco lógico en el cual nos moveremos. Una teoría que pudiera dar una descripción universalmente válida y coherente como teoría total, necesariamente debe cumplir con ciertas condiciones.
En la entrada anterior aclaré cuales son los aciertos y errores de la filosofía y ahora veremos que condiciones debe cumplir una cosmovisión universal, válida y coherente del universo y en que principios lógicos considero que se debiera levantar y levanto un edificio conceptual teórico con tales pretensiones y magnitudes.

Estas condiciones son tres:

- Sistema conceptual coherente: Es obvio que una teoría no puede, para considerarse seria, resultar incoherente en sí misma, no puede haber incongruencia entre los conceptos que se relacionan para describir o desarrollar la teoría, no puede pasar (como pasa con la ciencia) que los conceptos que se usan tengan una validez limitada y/o relativa.

- Lenguaje Universal: Incluso para pensar en una posibilidad de teoría se necesita un lenguaje, se necesitan conceptos, no se puede pensar sin conceptos, sin importar lo abstractos que estos sean y al margen de si poseen o no alguna representación gráfica, dicho de otra manera Sólo podemos pensar en algo, en la medida que esto SEA (exista), en algún sentido. Para explicar, para describir una teoría universal, una cosmovisión universal, necesitamos un lenguaje que sea universal, con conceptos que puedan ser entendidos universalmente y más allá de la forma en que se exprese el concepto (como dibujo, como palabra, etc.), con conceptos de esa naturaleza se puede estructurar un lenguaje comprensible de manera universal.
El concepto más básico, esencial y abstracto es el concepto de Unidad, lo menos que podemos predicar como característica de un objeto es que existe, es, vale decir tiene identidad es una Unidad, podemos no saber ni cuánto mide, ni cómo se comporta, ni ninguna cualidad que posea y sin embargo aún podremos decir de ese objeto, que es, que existe. Menos de eso no podemos decir nada. 1 y 0, algo y nada, son los conceptos más básicos.
Por lo antedicho es que se piensa que la matemática es un lenguaje universal, sin embargo las matemáticas son un lenguaje vacío, sin alcanzar un consenso, como lo explicaba en LENGUAJE OBSOLETO citado más abajo en cursiva. Las matemáticas no nos sirven para describir o elaborar una teoría ya que, como lenguaje, es muy pobre, sólo está formado sobre la base de los conceptos Unidad y Cantidad. Si digo 1, con ello no expreso, no explico ni describo nada, no digo (casi) nada. No digo como, no digo que, ni cuando, ni donde, ni puedo explicar por que. 1+1 = 2

El concepto de Unidad se sostiene en dos premisas que hacen que este concepto sea absolutamente relativo y por lo tanto inviable como base para un lenguaje universal sin antes alcanzar un consenso. Primero, descansa en nuestra capacidad de percibir y segundo, en el punto de vista que queramos utilizar para hablar de unidad. Dentro de nuestro paradigma, el criterio que hemos consensuado para hablar de unidad es un criterio estructural, material. Por ejemplo, UNA persona está hecha de millones de células, UNA célula está hecha de miles de moléculas, UNA molécula está hecha de algunos átomos, UN átomo está hecho de varias partículas y ahora sabemos que UNA partícula sub-atómica no está hecha de nada, ni siquiera podemos hablar coherentemente de su existencia. Esa es otra razón por la cual el paradigma completo colapsa y, como veremos, necesitaremos alcanzar un nuevo consenso con otros criterios para hablar lógicamente, coherentemente de UNIDAD.

-         Empíria: Una teoría, una hipótesis, una cosmovisión universalmente válida, sólo sería una bonita historia si no pudiera experimentarse, percibirse, captarse o descubrirse, si sólo pudiera ser imaginada pero jamás contrastada con los hechos observados.

A riesgo de ser majadero repasaremos brevemente las razones por las cuales la cosmovisión científica-física y cultural actual resulta obsoleta.

1) El sistema conceptual que usa no es coherente ya que todos los conceptos que lo integran tienen una validez relativa, limitada, en ocasiones ilógica o contradictora (por ejemplo, onda-partícula) y hasta inobservables, inexisten ya que están mal definidos (por ejemplo, átomo)
2) No posee un lenguaje que sea universalmente válido, tanto por las razones del punto 1 como por lo ya expresado de las matemáticas, mal podría la ciencia apropiarse de ellas para usarlas como lenguaje Universal puesto que no lo son.
3) Los hechos observados contradicen violentamente a la hipótesis básica de la ciencia. Una de las más importantes observaciones que uno esperaría encontrar con la hipótesis científica, con el supuesto científico sobre como funciona el Universo, es cada vez mayor definición. En la medida en que se escudriña la materia debiéramos encontrar elementos cada vez más simples, particulares y definidos, sin embargo lo que se encuentra es justamente lo contrario, todo comienza a observarse más difuso, más confuso y relativo, menos preciso, indeterminado (ver principio de intederminación) y no se logra encontrar por ningún lado algo definido, puntual, atómico, sólo se encuentran campos, ondas y probabilidades infinitas.

Además de estas condiciones lógicas describiré mi tercer paradigma dentro del marco lógico que nos dan tres tipos de principios lógicos. Fueron formulados por Aristóteles y cito lo que escribí de ellos en Paradoja Onda-partícula.

1. Los axioma: Por ejemplo el axioma lógico base de toda la lógica “El ser es y el no ser, no es” principio lógico que incluso sirve como lenguaje básico para los procesadores de las computadores, la famosa lógica binaria matemáticamente expresada por valores 0 y 1, dicho de otra manera, algo y nada. Los procesadores leen una diferencia de voltaje que interpretan como 0 o 1. Este axioma es en el cual se sostienen los llamados “Juicios de Identidad”, por ejemplo “A es A”


2. Las definiciones: por ejemplo, el triangulo es un polígono de tres lados. Ello no necesita demostración, no es posible demostrar que efectivamente un triangulo es un polígono de tres lados simplemente porque si tuviera 4 lados ya no sería triangulo, sería cuadrado y si tuviera sólo 2 lados ya no tendría sentido hablar de figura geométrica, tal vez y discutiblemente, estaríamos hablando de una línea, de una recta o de un segmento.


3. Las hipótesis: por ejemplo, para los geómetras, los supuestos de que existen líneas y puntos. Sin estos supuestos básicos es imposible hacer geometría de la misma manera que es imposible hablar de ciencia, mecanicismo materialista, causa-efecto sin materia, sin átomos (los de Demócrito), sin partículas indivisibles o elementales, como les llaman ahora.

Dentro de estos tres tipos de principios sobre los cuales levantaré el edificio conceptual de un Tercer Paradigma, entiéndase que plantearé y desarrollaré nuevos conceptos con sus respectivas, claras y coherentes definiciones (coherentes entre si y coherentes con la observación) y obviamente desarrollare a su vez una nueva y gran hipótesis básica, fundamental, sobre el funcionamiento del Universo pero tomando como punto de partida lo que me parecen aciertos en la filosofía y de lo cual rescato ciertos principios axiomáticos que sustentan, lógicamente hablando, todo este trabajo y que expondré a continuación.

jueves, 10 de febrero de 2011

Paradoja Onda-Partícula

En el artículo anterior toqué el tema de la obsolescencia del lenguaje que usa la ciencia y nuestra cultura en general para describir el Universo y los fenómenos que en él ocurren.

Ahora veremos los aciertos y errores de la filosofía en la construcción de nuestra cosmovisión actual, y un solo y simple experimento que por sí mismo resulta suficiente (que no único) para demostrar que la cosmovisión científica es absurda, incoherente, errada. El famoso experimento de la doble rendija de Young.

Aciertos y errores fundamentales en la Filosofía:

Aciertos:

1 El primer acierto de la filosofía fue observar la armonía del Universo, la regularidad que hay en él, observar que, a través de la razón y la observación era posible darse cuenta de esa armonía y, por tanto, era posible predecir o calcular la ocurrencia de ciertos fenómenos como, por ejemplo, un eclipse. La filosofía descubre el potencial de la razón, con la filosofía surge la conciencia, pero no sólo aquella que nace de la reflexión (pensamiento) sobre un fenómeno cualquiera sino la reflexión (como el reflejo de uno mismo frente a un espejo) sobre la reflexión, lo que permite hacerse consciente de que se es consciente.

2 El segundo aciertos de la filosofía fue deducir que, tras todos los cambios que uno puede captar a simple vista debe haber algo fijo, algo invariable que le de coherencia, armonía al Universo y por lo tanto, predictibilidad. De no haber algo fijo sólo tendríamos caos, desorden y no sería posible hacer ningún calculo predictivo.

3 El tercer acierto de la filosofía es una consecuencia de los puntos antes mencionados. Con la filosofía comienza a desarrollarse una manera de pensar, de construir relaciones entre conceptos que llamamos Lógica. Para los efectos de este trabajo entonces, entenderemos como algo coherente, aquello que respete una serie de principios Lógicos que considero irrefutables.

Ahora, en el desarrollo de la Lógica como una “ciencia del pensamiento correcto”, se han creado y se han utilizado una serie de conceptos. Quiero dejar en claro que no estoy de acuerdo con todos los conceptos que se usan en Lógica, pero si estoy de acuerdo con la estructura de la Lógica, con la forma de relacionar conceptos que es, al menos hasta donde yo conozco y he entendido de esta rama de la filosofía, lo más importante en la Lógica.

Error:

1 Como error fundamental en la filosofía, para efectos de éste trabajo, resulta suficiente mencionar uno solo ya que es ese error el que impulsó inicialmente, toda una concepción del Universo que resulta incoherente o, puedo decir ya, ilógica. El error está en creer que las leyes de la naturaleza que le dan esa armonía de la cual hablaba, se sostiene en la estructura material del Universo, lo que llevó a elaborar el concepto de átomo (como unidad fundamental y como substancia fundamental – como SER-) y con él se dispararon una serie de conceptos, formas de hablar y formas de pensar que, amplificados y multiplicados por la historia, se han consolidado como la base sobre la que se sostiene toda la estructura de nuestra concepción mecanicista-materialista y científica del Universo (ver  Crisis del Paradigma Científico )

En este artículo quedará claro, más allá de cualquier duda, que la experimentación científica refuta, ella misma, el absurdo y erróneo concepto de “Átomo”, de partícula indivisible, quedando una descripción del Universo, puesta en palabras simples, más o menos así: La ciencia nos dice que nuestro cuerpo está hecho de células, que las células están hechas de moléculas, que las moléculas están hechas de átomos, que los átomos están hechos de protones, neutrones, electrones y un sinfín de otras partículas sub-atómicas y que estas partículas sub-atómicas, en realidad, ¡no existen! (?). Eso es equivalente a decir que una casa está hecha de paredes, que las paredes están hechas de ladrillos y que los ladrillos, no existen.

Cualquier teoría, cualquier hipótesis, cualquier explicación o descripción de cualquier fenómeno, para que sea coherente, debe funcionar como un sistema coordinado, en el que todos los conceptos que se usen estén relacionados lógicamente y, además, en dónde estos conceptos existan, correspondan a una realidad observable, perceptible. Para el caso de nuestra cosmovisión mecanicista-materialista y científica, veremos esto en más detalle en una próxima entrada, aunque debiera quedar claro sólo con los siguientes principios lógicos.

Para comunicarnos de manera Lógica construimos nuestro lenguaje lógico basándonos en ciertos “Principios Indemostrables”, principios que en realidad están más allá de cualquier posibilidad de demostración, salvo sea por inducción al absurdo. Dentro de esos Principios Aristóteles señala tres, los Axiomas, las Definiciones y las Hipótesis.

1. Los axioma: Por ejemplo el axioma lógico base de toda la lógica “El ser es y el no ser, no es” principio lógico que incluso sirve para el funcionamiento de los procesadores de las computadores, la famosa lógica binaria matemáticamente expresada por valores 0 y 1, dicho de otra manera, algo y nada. Los procesadores leen una diferencia de voltaje que interpretan como 0 o 1. Este axioma es en el cual se sostienen los llamados “Juicios de Identidad”, por ejemplo “A es A”

2. Las definiciones: por ejemplo, el triangulo es un polígono de tres lados. Ello no necesita demostración, no es posible demostrar que efectivamente un triangulo es un polígono de tres lados simplemente porque si tuviera 4 lados ya no sería triangulo, sería cuadrado y si tuviera sólo 2 lados ya no tendría sentido hablar de figura geométrica, tal vez y discutiblemente, estaríamos hablando de una línea, de una recta o de un segmento.

3. Las hipótesis: por ejemplo, para los geómetras, los supuestos de que existen líneas y puntos. Sin estos supuestos básicos es imposible hacer geometría de la misma manera que es imposible hablar de ciencia, mecanicismo materialista, causa-efecto sin materia, sin átomos (los de Demócrito), sin partículas indivisibles o elementales como les llaman ahora.

Si uno presta atención y comprende claramente lo que son las definiciones, verá que efectivamente éstas, no se pueden comprobar, simplemente son las características que cada cosa definida debe cumplir para que quepa dentro de esa definición. Por ejemplo, si definimos un Lápiz como; “todo objeto que ha sido creado o fabricado para escribir y que además sirve o ha servido para escribir” (lo que ya es una definición bastante amplia), evidentemente un objeto que nunca haya servido, que nunca sirva para escribir y que nunca ha sido creado o fabricado para escribir, simplemente no es un Lápiz, podrá ser una silla, podrá ser una mesa, podrá ser un cuaderno o lo que sea, dependiendo de sus características y de la utilidad o de las capacidades que posea, pero nunca, jamás y bajo ningún punto de vista, podrá ser considerado como un Lápiz.

De la misma forma hay dos conceptos que, observadas sus definiciones, no solamente son distintos (como distintos son un Lápiz y una mesa) sino además, opuestos, contrarios. Esos conceptos son los conceptos de Onda y de Partícula.

Una PARTÍCULA está definida como un objeto puntual, auto-idéntico, individualizable y que ocupa un lugar preciso en el tiempo y en el espacio.

Una ONDA es todo lo contrario, una ONDA está definida como una extensión en el espacio tiempo, la propagación de algo en un medio, cualquier medio. Una onda no ocupa ningún lugar preciso ni puntual sino todo lo contrario.

Para ser más claro aún, de la misma manera en que resulta válido preguntar dónde está o estuvo una bola de billar pero no resulta válido preguntar dónde está o estuvo el sonido, es válido preguntar también dónde está o estuvo una PARTÍCULA pero no es válido preguntar dónde está o estuvo una ONDA, simplemente porque una onda “está en muchos lugares al mismo tiempo” (por decirlo de alguna manera), es una “extensión en el espacio-tiempo” como los describía don Jorge Zanelli.

Hágase la Luz.

Entrando en el siglo XIX se debatía sobre la Naturaleza de la Luz. Newton era de la opinión de que la Luz estaba compuesta por pequeñas partículas y, gracias a su prestigio, la mayoría de los científicos de la época pensaban que debía de estar en lo correcto. Sin embargo hacía falta resolver el dilema, hacía falta un experimento que dejara en claro si la Luz viajaba por el Universo desde las lejanas estrellas como una Partícula (en tal caso no necesitaba un medio que la transportara) o si era una Onda y por lo tanto necesitaba de un medio que la transportara.

Surge entonces esta famosa experiencia de laboratorio realizado por primera vez en 1801 por Thomas Young, denominado experimento de “La doble rendija”


Para que sea fácil de entender (aparte del video) plantearé una analogía: Si uno lanza una piedra a una pozo lleno de agua, verá que se producen Ondas en la superficie del agua, pequeñas olas que se amplían desde el lugar en que cayó la piedra. Ahora, si uno pusiera un trozo de cartón con dos rendijas, en el camino de esta onda, vería que la onda pasa por ambas rendijas y luego, al otro lado del cartón, saldrían dos ondas, una onda por cada rendija del cartón que, al continuar expandiéndose por la superficie del agua, “chocarían” entre ellas produciéndose lo que se conoce como Interferencia. Esto es algo que todos hemos observado cuando lanzamos piedras al agua.
Por otro lado, si nos pusiéramos a lanzar piedras contra una pared y esa pared tuviera dos rendijas (dos hendiduras), por cada piedra que lancemos contra la pared las posibilidades son una sola entre, digamos, cuatro. Primero, es posible que la piedra pase por una hendidura. Segundo, es posible que pase por la otra hendidura. Tercero, es posible que la piedra golpee contra la pared y no pase por ninguna hendidura y cuarto, es posible que, por nuestra pésima puntería, la piedra vaya a dar a cualquier otro lado.
En ese tiempo los Físicos entendían claramente que una ONDA era algo muy distinto a una PARTÍCULA, por eso era importante el experimento ya que con él se podía distinguir claramente si la Luz era o una PARTÍCULA o una ONDA. Cuando se realizó este experimento por primera vez, se proyectó un haz de Luz contra dos rendijas, y se observó que la Luz se comportaba como una Onda, por tanto la conclusión era obvia e ineludible: La luz era una ONDA y no una PARTÍCULA.

 

Posteriormente se ha repetido éste experimento pero con electrones, arrojando un resultado que, según Richard Feynman, es el “único misterio cuántico totalmente imposible de explicar en términos clásicos”.

Cuando se logró hacer este experimento con electrones, se observó lo siguiente:

La ciencia supone que un electrón es una PARTÍCULA, por tanto, si es lanzado contra una superficie que tenga dos rendijas (hendiduras), debiera suceder exactamente lo mismo que sucede con las piedras en el ejemplo explicado anteriormente. Sin embargo no es eso lo que sucedió (no es eso lo que sucede si se repite el experimento). Lo que se observó es que, si a un haz de electrones proyectados contra una placa sensible le interpones una doble rendija, en la placa sensible queda plasmado un patrón de Interferencia, como si los electrones fueran una ONDA, lo que resultó muy extraño pues se pensaba que los electrones eran PARTÍCULAS y no ONDAS.

Quedaba la posibilidad de que tal vez, como se habían lanzado un gran número de electrones, éstos, de alguna manera, pasaban unos por una rendija y otros por la otra, luego chocaban entre sí y producían ese patrón de interferencia. Para salir de esa duda, era necesario repetir el experimento pero, lanzando electrones uno por uno, como si fueran piedras contra una pared, para anular la posibilidad de que choquen entre ellos.

¿Qué sucedió entonces? Extrañamente, el patrón de interferencia se producía igual, como si cada electrón se dividiera, pasara por ambas rendijas al mismo tiempo, interfiriera consigo mismo y luego impactara la placa sensible o, simplemente como si jamás hubiera sido una PARTÍCULA, sino que todo el tiempo hubiese sido una ONDA. ¿Qué estaba pasando con la materia entonces? ¿no se suponía que todo estaba hecho de partículas indivisibles? ¿cómo era posible que la mataría no fuera más que una onda? Y si es una onda y seguimos la lógica de que las ondas se mueven por un medio (como las ondas en el agua) ¿cuál es el medio por el cuál se mueven están ondas?.

Para salir de dudas era necesario entonces observar qué estaba pasando, observar por cual rendija pasaba cada electrón lanzado. Es en ese momento cuando se produce lo más extraordinario dentro de nuestra concepción de la naturaleza, dentro de nuestra cosmovisión, dentro de nuestro paradigma. Es entonces cuando se produce lo que llamo “Colapso de la función de coherencia”, lo que derrumba definitivamente el paradigma científico, lo que hecha por tierra, experimentalmente, empíricamente, científicamente, la idea de que existen partículas indivisibles, leyes determinadas y más importante aún, se abren las infinitas posibilidades que nos podrá ofrecer (que me ofrece a mi) una nueva cosmovisión.

Se necesitaba observar, sólo observar, por dónde pasaba cada electrón lanzado contra esta doble rendija, entonces, podríamos saber qué sucedía, por dónde pasaba cada electrón. Se situó un dispositivo para medir por cual rendija pasaba cada electrón lanzado. El resultado fue sencillamente espectacular pues cada electrón lanzado se comportó como una PARTÍCULA y ya no apareció un patrón de interferencia en la placa sensible como sucedía cuando NO se observaba el paso de los electrónes por las rendijas, sino que aparecieron sólo dos bandas impresas con los impactos de los electrones en la placa sensible, exactamente de la misma forma como hubiera debido pasar desde un principio si efectivamente los electrones fueran, y siempre fueran, PARTÍCULAS.

Este experimento es crucial, dentro de la Física Cuántica, demuestra que los electrones, neutrones, protones, fotones, etc. (pues se ha realizado también con estas “PARTÍCULAS”) tienen un comportamiento (es el concepto que usan muchos científicos para describir esta paradoja científica) de ONDA-PARTÍCULA u onda-corpúsculo, como también se conoce.

A partir de estos resultados se ha generado una enorme controversia e incluso ha existido el ánimo de invalidar ciertos principios lógicos, desde mi punto de vista, simplemente por una incapacidad de reconocer que el Paradigma Lógico, Científico-Físico que utilizamos para describir los fenómenos del Universo, no está en bancarrota gracias a una invalidez de los principios Lógicos, sino que está en bancarrota y resulta obsoleto porque la Hipótesis básica en la que se sostiene ha sido errónea desde el inicio del pensamiento Filosófico, porque las cosas no están hechas de materia, de átomos, de partículas y porque las “Leyes de la naturaleza” no se sostienen en la estructura material del Universo.

Ya llegará el momento en que explique, desde el punto de vista de mi cosmovisión, lo que sucede en ese experimento y se verá que no hay nada extraño, ni ilógico, ni irracional ni incomprensible.

Ya mencioné que tuve la oportunidad de entrevistar al Doctor en Física señor Jorge Zanelli, miembro del Centro de estdios científicos de Valdivia y, cuando le pregunté sobre este experimento de la doble rendija y sus consecuencias para la definición de PARTÍCULA, respondió lo siguiente:

“Es cierto que (este experimento) pone en duda…o sea pone en entredicho la concepción clásica de las partículas como objetos localizados y puntuales, entonces hay que pensarlos en realidad como objetos extendidos que pueden estar en cualquier parte, incluso pueden viajar por varios caminos etc. Eso es una cosa muy diferente del concepto clásico de partícula”.

Siguiendo esa misma linea argumental se podría construir una frase más o menos así "Es cierto que pone en duda..o sea pone en entredicho la concepción clásica de triangulo como una figura geometrica de tres lados, entonces hay que pensarlos en realidad como si tuvieran 4 lados o ninguno".

Con frases de este tipo se pretende reducir el problema a un mero asunto de lenguaje, pero la verdad es que ni el lenguaje es un asunto menor ni es posible pretender reducir a un problema de lenguaje lo que es un problema de paradigma, de cosmovisión, del modelo que usa la ciencia para describir el Universo.


viernes, 21 de enero de 2011

Lenguaje Obsoleto

"La certidumbre niega la reflexión...el saber te ancla porque en tanto sabes, no reflexionas...Los científicos y los militares no reflexionan sobre su hacer porque cambia el hacer..."


Humberto Maturana


Como lo que falla es nuestro paradigma y el lenguaje se ha construido en base al paradigma, evidentemente se presentan problemas también en él.
El problema más grave de nuestro lenguaje descriptivo y razón fundamental por la cuál resulta obsoleto, es que la mayaría de los conceptos que utilizamos, la mayoría de las cualidades que predicamos en una oración como características de un Objeto cualquiera, en realidad no son cualidades de los objetos sino que son propiedades de la relación sujeto-objeto o, mejor dicho, son características que se sostienen totalmente, que dependen totalmente de nuestra forma de interactuar con los objetos, de nuestra forma de percibir los objetos, sino crees que es así entonces debe ser fácil para ti responder la pregunta, ¿cuántas patas tiene el elefante de la imagen?.


Un objeto, por ejemplo, no es rojo, en la interacción entre el rebote en el objeto de una parte del espectro lumínico y nuestro ojo, lo visualizamos rojo, pero ese color no es una cualidad del objeto observado, sino una propiedad que surge de la forma en la que lo percibimos (reflexionen sobre la validez relativa de las categorías de Aristóteles). Otros animales perciben los objetos a través de otras interacciones, la mayoría los ve en blanco y negro, otros ven un espectro lumínico mayor y otros, como el murciélago, sólo ven figuras en tres dimensiones gracias a un sistema de sonar. La dureza de un objeto tampoco es una cualidad del objeto sino que es algo propio de nuestra forma de percibirlo, es algo, como digo, propio de la relación sujeto-objeto.
Además de lo anterior, el lenguaje descriptivo tiene que enfrentar el problema de la relatividad total de los conceptos que usa. Veamos un par de ejemplos.

Dimensiones: Si observáramos a simple vista la superficie de un papel, veríamos que es una superficie de dos dimensiones (largo y ancho), pero si la observamos con un microscopio electrónico ya no veríamos dos dimensiones, veríamos que el papel es un red de fibras en 3 dimensiones e incluso podríamos ver a algún pequeñísimo Acaro moviéndose entre sus fibras, por tanto hablar de 2 o 3 dimensiones también depende del contexto dentro del cual hablemos, depende de la “profundidad” en la interacción entre el sujeto que observa y el objeto observado.

Matemáticas ¿un Lenguaje Universal?: El concepto de Unidad se sostiene en dos premisas que hacen que este concepto sea absolutamente relativo y por lo tanto inviable como base para un lenguaje universal sin antes alcanzar un consenso. Primero, descansa en nuestra capacidad de percibir y segundo, en el punto de vista que queramos utilizar para hablar de unidad. Dentro de nuestro paradigma, el criterio que hemos consensuado para hablar de unidad es un criterio estructural, material. Por ejemplo, UNA persona está hecha de millones de células, UNA célula está hecha de miles de moléculas, UNA molécula está hecha de algunos átomos, UN átomo está hecho de varias partículas y ahora sabemos que UNA partícula sub-atómica no está hecha de nada, ni siquiera podemos hablar coherentemente de su existencia. Esa es otra razón por la cual el paradigma completo colapsa y, como veremos, necesitaremos alcanzar un nuevo consenso con otros criterios para hablar lógicamente, coherentemente de UNIDAD.
No es un problema menor el hecho de que falle el lenguaje, de que los conceptos que usamos habitualmente y, sobre todo, científicamente, no sirvan como lenguaje Universal. No olvidemos que la aspiración inicial de la filosofía era la de alcanzar un conocimiento que sea valido universalmente.
La ciencia impone una descripción del universo que pretende tener validez universal sin embargo, ¿Cómo podríamos tener un conocimiento válido universalmente, si los conceptos que utilizamos para estructurar dicho conocimiento tienen una validez relativa?.
En una ocasión tuve la oportunidad de entrevistar al doctor en Física Chileno señor Jorge Zanelli miembro del "Centro de estudios científicos de Valdivia" y, casi al final de la extensa entrevista-conversación, él intentó reducir el tamaño de nuestras discrepancias a la escala del lenguaje, tarea que obviamente resulta imposible, tan imposible que, del inicial entusiasmo y buena recepción pasó al silencio más absoluto, como si no le gustara enfrentarse a la posibilidad de que su convicción cómo científico y físico, en realidad, y tal vez, no sea más que un error amplificado por el tiempo. Me tomo la libertad de interpretarlo así porque cada vez que, a cualquier físico, le hago alguna pregunta fundamental sobre ciencia, elude dar una respuesta, similar comportamiento uno puede hallar en los sacerdotes respecto a preguntas fundamentales sobre religión, cuestión que, lejos de desalentarme, refuerza mi seguridad respecto a la certeza de mis análisis y reflexiones.
En la próxima entrada me extenderé sobre este punto analizando el fenómeno cuántico conocido como “Comportamiento onda-corpúsculo”, aunque tal vez sólo en varias meses más se podrá comprender plenamente que si es posible desarrollar una descripción del Universo universalmente válida, sólo que esa descripción, no es científica.



miércoles, 5 de enero de 2011

Ciencia y Tecnología

El común de la gente asocia tecnología con ciencia hasta el punto de creer que ambas son exactamente lo mismo o, cuando mucho, se limita a diferenciar entre ciencia y tecnología creyendo que la tecnología se desarrolla siempre, a partir de un conocimiento científico pero resulta que, no sólo son dos cosas distintas, sino que incluso, a veces, la ciencia dificulta el desarrollo de nuevas tecnologías al considerar como imposible cosas que, posteriormente son tecnologías habituales.

Tal vez la principal razón por la cual cuesta ver la diferencia entre ciencia y tecnología está relacionada con el hecho de que la ciencia tiene un método de investigación que se conoce como Método científico. Este método de investigación es, desde mi punto de vista, el más importante aporte a la búsqueda del conocimiento que ha dado la ciencia (dejo aparte el error en la concepción científica del Universo que, dicho sea de paso, también es un aporte) pues con él se pone de manifiesto la relevancia indiscutible de que las hipótesis sean coherentes con la observación empírica (cuestión en dónde falla rotundamente la hipótesis básica de la ciencia). Sin embargo genera dos “externalidades negativas” (como diría un economista), la primera es que se piensa que la ciencia no puede estar nunca equivocada ya que avanza pensando en una hipótesis que pudiera explicar un fenómeno X, luego esta hipótesis es confirmada o desmentida por la experimentación y observación y luego se corrige la hipótesis en el caso de que ésta no resulte coherente con lo observado. Eso ha generado la sensación de que la ciencia es infalible y ha aportado a instalarla como un paradigma incuestionable.

La segunda externalidad negativa del método científico es justamente esta confusión entre ciencia y tecnología. Para poder comprobar ciertas hipótesis resulta imprescindible realizar ciertos experimentos que, necesariamente implican el desarrollo de ciertas tecnologías, ahora, como esas tecnologías se crean dentro del marco del método científico se confunden entonces ambas cosas.

Si reducimos el concepto “Ciencia” sólo a su método, jamás entenderemos nada de lo que estoy escribiendo en este blog pues, el método científico es sólo la manera en la que la ciencia investiga, pone a prueba sus hipótesis, sus interpretaciones de los fenómenos que ocurren en el Universo pero la ciencia es mucho más que eso, la ciencia antes que todo es una lectura interpretativa de la naturaleza, es una cosmovisión que parte de una hipótesis básica.

Si pudiéramos reducir la ciencia a su método no habría ningún problema, por ejemplo, en investigar científicamente fenómenos como el de los fantasmas, espíritus o la influencia de nuestra mente en la “realidad física” pero resulta que estos fenómenos son heréticos para la ciencia, la ciencia no cree, no puede creer, como ya vimos, en fantasmas, dioses, espíritus o la influencia de la mente sobre la materia. Lo que se puede hacer, y se hace, es aplicar método científico a estos fenómenos, pero jamás tendrán estatus de ciencia porque son incoherentes con la cosmovisión científica en sí.

La ciencia es una forma de entender, es una cosmovisión y surge de ciertas suposiciones a priori, la ciencia pretende saber y busca el conocer. La tecnología es un método práctico técnico, podríamos prescindir de la ciencia, porque es una interpretación de la realidad fenomenal, y aún podríamos gozar de todos los beneficios que nos otorga la tecnología. Podemos, por ejemplo, creer que el fuego es un dios enfurecido o un fenómeno químico, pero para los efectos de calentarnos en torno a una hoguera o cocinar nuestro alimento ello es completamente irrelevante. ¿O acaso nuestra ignorancia frente al funcionamiento interno de un computador o de un teléfono celular nos impide disfrutar de esta tecnología?.

Una técnica nunca queda obsoleta, puede dejar de usarse pero eso no significa que haya dejado se ser eficaz, simplemente es menos eficiente. Si dejamos de encender fuego haciendo fricción con dos palos y un poco de paja no es porque no se pueda seguir prendiendo fuego así, es simplemente porque contamos con técnicas igual de eficaces (cumplen el mismo objetivo) pero mucho más eficientes, como un encendedor o un fósforo. Lo que no podemos es, manteniendo una mínima lógica, tener dos visiones igualmente válidas sobre un mismo hecho. No podemos creer y sostener que la tierra es plana y redonda al mismo tiempo. Entonces, a diferencia de la tecnología una persona puede dudar sobre qué visión de los fenómenos del Universo le parece más creíble y convincente, pero a la hora de decidir sólo puede escoger una, mientras que si quiere encender una fogata puede usar fósforos, encendedor o frotar una varilla contra otra hasta conseguirlo y todos los métodos siguen siendo válidos.

Nosotros siempre hemos creído que una civilización técnicamente avanzada tiene que ser, necesariamente científica, porque creemos que una técnica es fruto de un avance científico, creemos que primero se logra una explicación científica, se entienden las leyes de la naturaleza y luego se aplica ese conocimiento para el desarrollo de una técnica. Pues bien, la historia y las evidencias se encargan de desmentir aquello pues, normalmente el ser humano hace, muchísimo antes de conocer las “leyes naturales” que puedan explicar correctamente los resultados que obtiene.

Los rayos X, por ejemplo, fueron descubiertos y aplicados mucho antes de entender qué eran y cómo funcionan realmente (por eso Roentgen los bautizó como rayos “X”). Así mismo el rayo láser es un fenómeno incomprensible aun, lo que no impide que se utilice tanto para atacar tumores y corregir defectos oculares, como para calcular distancias o leer discos compactos. Todavía no se entiende el operar de lo que llamamos fuerza de Gravedad, sin embargo y evidentemente toda técnica se ve afectada por esta fuerza. Los físicos modernos han declarado abiertamente que el funcionamiento del “mundo cuántico” les resulta incomprensible pero ello tampoco ha impedido que se continúe manipulando ese mundo y que se siga desarrollando tecnología con ese manejo. Más atrás en el tiempo, el mismísimo Henry Ford creía que el automóvil jamás alcanzaría velocidades superiores a los 30 Km/h, afortunadamente la escudería Ferrari nunca creyó en eso. El profesor Simón Newcomb demuestra matemáticamente, a fines del siglo XIX, que el vuelo de un objeto más pesado que el aire es una quimera por lo que debemos agradecer la ignorancia de los hermanos Wright (simples reparadores de bicicletas sin ningún conocimiento científico) que tal vez, si hubiesen sabido que no se podía volar, jamás habrían construido un avión.

Debemos tener en claro que la tecnología, la técnica, es tan antigua como el Homo Hábilis y su primer utensilio de piedra por la necesidad de romper una nuez, mientras que la ciencia es una cosmovisión, es una manera relativamente joven de interpretar los fenómenos de la naturaleza.

Al hombre le urge mucho más el poder hacer, que el entender lo que está haciendo, le urge mucho más aprender una técnica que comprender cómo y por qué esta técnica funciona. En definitiva, el hambre de saber, de comprender, el amor por el conocimiento que mueve al hombre científico, es muchísimo más excepcional de lo que se cree, mientras que la sensación de poder que otorga la capacidad de hacer, alcanza a satisfacer el escuálido apetito de la mayoría de los hombres. Desde ese punto de vista nos hemos autoclasificado muy mal como especie, seguimos siendo Homo Habilis con uno que otro Homos Sapiens dando vuelta por ahí.

lunes, 6 de diciembre de 2010

Historia de la Cosmovisión Científica

Continuación...

"La naturaleza no es como un mecanismo de relojería. Un reloj sin terminar no funciona" John David Barrow

Thales de Mileto al preguntarse ¿De qué están hechas las cosas, los OBJETOS?, comete un error (totalmente comprensible para la época). Comienza desde la premisa de que las características de las cosas, de los OBJETOS, se sostienen en su substancia, se debe a que están hechas de algo, algo material, que les da una serie de características, dejando totalmente de lado el papel del Observador. Ésta es una pregunta delicada y que parte de un supuesto, como veremos, errado.

Como escribí en "Paradigmas y Cosmovisiones" Thales de Mileto es considerado por la historia como el primer Filósofo, formaba parte de la primera Escuela filosófica, que hoy conocemos como la "Escuela de Mileto", en esta Escuela se planteaba que las cosas estaban hechas de AGUA, según Thales, de AIRE, según Anaxímenes y de APEIRON (algo indefinido), según Anaxímandro.

Luego surge otra Escuela, la "Escuela Eleática" (cuyos máximos exponentes serían Parménides y Zenón) que difiere de la idea materialista de la Escuela Milesia al plantear que las cosas no estarían hechas ni de agua ni de aire ni de apeiron, sino que de algo inmaterial e imperceptible, una “cosa” abstracta, infinita en el tiempo y en el espació, un SER que según Parménides sería Único, Eterno, Esférico, Indiferenciado, Inmutable y Perfecto.

Con Parménides, además, se funda el primer principio de la Lógica con el axioma “El SER es y el NO SER, no es”. Este principio se conoce como el "Principio de identidad" y si bien es de enorme influencia e importancia en la construcción de la Lógica como “ciencia del pensamiento correcto”, no resulta de mucha ayuda si de comprender los cambios que se observan cotidianamente se trata.

Con la escuela Eleática nace también un problema gigantesco, el Principio de Identidad resultó incuestionable, resulta incuestionable hasta el día de hoy y se considera el pilar de la Lógica, sin embargo si el SER es Único, Eterno, Esférico, Indiferenciado, Inmutable y Perfecto, ¿Cómo explicamos entonces todos los cambios que constantemente evidenciamos y observamos en el Universo?. Surgió entonces la necesidad de salvar esa distancia entre el SER, planteado por Parménides, y las cosas, que a la luz de lo que observamos cotidianamente, están cambiando constantemente.

El SER de Parménides resulta lógicamente tan incuestionable como resulta “experiencialmente” incuestionable el hecho de que las cosas cambian constantemente. De alguna manera se dividió el Universo (como está dividido ahora gracias a estos “errores”) entre el SER y las cosas, entre la lógica y la experiencia, entre el pensamiento y la observación.

Este problema fue “resuelto”, según expongo, retornando al fundamento materialista de la Escuela Milesia.

Demócrito y Leucipo fundan la "Escuela atomista" planteando que todas las cosas del Universo están hechas substancialmente de partículas indivisibles (de ahí su nombre, átomos). Si uno analiza los planteamientos de esta Escuela puede observar que, para resolver el transito del SER a las cosas, lo que hace es unir las ideas de la Escuela Milesia con las ideas de la Escuela Eleática. Por un lado plantea que los átomos serian partículas materiales, no cosas abstractas, pero le da a dichos átomos algunas características que Parménides le atribuía al SER.

Los átomos, ya que son indivisibles, resultan ser entonces eternos e inmutables (curiosamente, la Física moderna se los figura, además, esféricos) como el SER de Parménides, pero se diferencian del SER Parmenídeo en que el SER es único mientras los átomos son múltiples y en que el SER es Indiferenciado mientras los átomos se diferenciarían unos de otros por su forma y tamaño. De esta manera, como decía, tenemos un “hibrido” surgido de la unión entre las ideas de los Milesios y las ideas de los Eleáticos, así se “resuelve” el conflicto entre la razón (el principio Lógico de Parménides –del SER-) y la observación de un mundo en constante cambio.

Ahora, ¿Por qué se resuelve?, en realidad la idea de la Escuela Atomista no resuelve el problema, sino que lo traslada, lo sumerge en la materia más profunda que serían estos supuesto átomos. El SER inmutable y eterno de Parménides es un “ente abstracto” del que surgen de alguna manera los “entes reales” mientras que los átomos de Demócrito por el contrario, se supone que son cosas tangibles, materiales son de hecho LAS únicas cosas realmente tangibles y materiales, son los elementos básicos en los cuales se sostienen la materialidad, la existencia y las cualidades de todas las cosas, son LOS elementos básicos de los cuales están hechas todas las cosas.

Por ejemplo, si nos sumergimos en la estructura de un ser humano, la ciencia nos dice que nuestro cuerpo está hecho de células, que las células están hechas de moléculas, que las moléculas están hechas de átomos, que los átomos están hechos de protones, neutrones, electrones y un sinfín de otras partículas sub-atómicas y que estas partículas sub-atómicas, en realidad, ¡no existen! (?). Eso es equivalente a decir que una casa está hecha de paredes, que las paredes están hechas de ladrillos y que los ladrillos, no existen.

Dentro de esta cosmovisión entonces, todos los cambios y fenómenos naturales que observamos cotidianamente, se producen por el movimiento, unión y choque de estas indivisibles partículas pero, en rigor, no hay nada que esté cambiando porque estas partículas no cambian, no se destruyen, son eternas, sólo se mueven. Con eso se lograba conciliar la razón y la observación. Por tanto, si estas hipotéticas partículas indivisibles no existieran (de hecho no existen), toda la cosmovisión que utilizamos para describir el Universo, se derrumba.

A partir de este momento, hemos entendido el Universo tal como lo planteaba la escuela Atomista y la ciencia lo ha tomado tal cual sin ninguna variación de fondo, todo lo contrario, como ya decía, los conceptos, el lenguaje y las descripciones que la ciencia hace del Universo, tratan de ser coincidentes con la idea materialista de los atomistas y todo el lenguaje que utilizamos para describir el Universo, es un lenguaje creado dentro del paradigma, es un lenguaje que sostiene y valida el Paradigma, por ello también es tan difícil, cambiarlo pues esta cosmovisión, por errada e incoherente que sea, lleva miles de años asentándose en nuestra mente, en nuestro lenguaje, en nuestra forma de pensar y, en definitiva, en nuestra cultura.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El problema de la realidad

Antes de leer ve este video aqui

El supuesto más importante de nuestro actual Paradigma es que no hay dioses influyendo en la realidad Física, justamente eso es lo que permitió que nos desligáramos de una cosmovisión mítica del Universo. Toda influencia todo efecto en la naturaleza proviene de causas propias también de la naturaleza.

Se supone que la realidad (el mundo Físico) no puede ser afectada por la irrealidad (el mundo Metafísico). Ahora, ¿cual es el criterio para establecer la diferencia entre lo real y lo irreal?

Si hacemos la siguiente pregunta veremos claramente la diferencia entre lo que consideramos real y lo que consideramos irreal:

“¿De qué están hechas las imágenes de nuestros sueños?”

Ésta es una pregunta total y absolutamente inútil e inválida dentro del paradigma Lógico, Científico-Físico y cultural actual ya que, dentro de él, nuestros sueños no son reales, pertenecen a un mundo irreal porque no están hechos de materia ni de átomos ni de energía. Si, hipotéticamente hablando, pudiéramos sacar un objeto de nuestros sueños, por ejemplo un automóvil, e intentáramos poner en colisión este automóvil onírico con un automóvil real, nadie esperaría que se produzca efectivamente un choque y vuelen pedazos del automóvil onírico con otros pedazos del automóvil real, por el aire.

Por la misma razón las cosas reales entonces, las cosas que existen en el Universo, deben estar necesariamente hechas de algo, eso es lo que les da existencia, eso es lo que determina todas sus características, su forma, su peso, su color, etc. De lo contrario las cosas no serían reales y, si invertimos este “experimento virtual” y en lugar de sacar un automóvil onírico para ponerlo acá, en la realidad, sacamos desde la realidad un automóvil real y lo ponemos en nuestros sueños, tampoco podría chocar con un automóvil onírico, por los mismos argumentos expuestos anteriormente.

De la misma forma en que dentro de nuestro paradigma Lógico, Científico-Físico, no cabe la intervención de algún o algunos dioses en los fenómenos naturales, tampoco cabe la intervención de nosotros (los seres humanos) con nuestros sueños o nuestras ideas o nuestras intenciones o nuestra mera observación. Evidentemente si resulta lógico y aceptable, dentro del paradigma, nuestra intervención cuando lo hacemos a través de nuestra fuerza física, motora o nuestros aparatos tecnológicos, pero insisto, en ningún caso debiéramos poder intervenir en la materia a través de nuestros sueños o nuestros pensamientos, porque nuestros pensamientos no son reales vale decir, no están hechos de materia.

Para que las cosas, cualquier cosa, cualquier ente, interactúe con otras cosas, con otros entes, deben tener algo en común que permita dicha interacción. Dentro de la cosmovisión que comienza a surgir con la filosofía, dentro de la cosmovisión que comienza a construirse con la filosofía, lo que tienen en común por ejemplo, un ser humano y una piedra y gracias a lo cual es posible que una actúe sobre la otra y viceversa es que ambas están hechas de algo material. Para Thales ambas estarían hechas, en último caso, de Agua y esa Agua sería la sustancia última sobre la cual se construye la estructura de todas las cosas, de todos los entes.

Dentro del primer paradigma (mítico) no existía un criterio claro desde el cual se pudiera distinguir lo real de lo irreal, incluso me atrevería a decir que tal discurso, tal forma de hablar, no era ni tan siquiera posible ya que todo eran dioses o estaba controlado por dioses, hecho por los dioses y por lo tanto todo interactuaba con todo. Los dioses e incluso los muertos podían hablarnos y darnos señales en nuestros sueños y también cuando estábamos despiertos.

Recién dentro del segundo paradigma (materialista), en dónde las cosas están hechas de algo (lo que sea), comienza a desarrollarse una forma de hablar en la cual estas distinciones entre lo real y lo irreal resultan posibles. El criterio fundamental que se utiliza para distinguir lo real de lo irreal dentro de la cosmovisión materialista imperante, está ligado precisamente con la materialidad. Este criterio materialista se ha sentado incluso como fundamento de racionalidad, como ya dije, si pensara que las imágenes de mis sueños pueden influir directamente en la realidad de mi vigilia, evidentemente se diría de mí que estoy hablando estupideces, se me llevaría a un siquiátrico o se me canonizaría (dependiendo del discurso que invoque y de los intereses que provoque).



Esto, que puede parecer sumamente trivial (dado los miles de años de costumbre mental), encierra una importancia radical en la cual un cambio de visión respecto a estos criterios involucra un cambio total en nuestra forma de ver y explicarnos el Universo y puede ser un interesante punto de partida (no fue éste el mío) para una reflexión que, de seguro, puede llevarnos a comprender la invalidez de todos nuestros criterios materialistas, deterministas, científicos. Muy pocas veces se ha cuestionado la idea de que las cosas deben estar hechas de algo sino todo lo contrario, esa pregunta se ha transformado en la pregunta ontológica por excelencia y ha sido validada durante milenios. En toda la experiencia científica se ha dado por descontado que todas las cosas deben estar hechas de algo. Justamente eso ha sido lo que ha impulsado la búsqueda de ese algo. Primero, desde la observación más simple, luego con microscopios ópticos y electrónicos y en la actualidad, incluso, se han construido mega aceleradores de partículas con altos costos económicos con el afán inagotable de continuar escudriñando la materia, buscando de qué está hecha, pensando que gracias a eso, podremos entender cómo funciona el Universo. El supuesto de que todas las cosas deben estar hechas de algo es tan fuerte que, el sólo hecho de plantear una interrogante al respecto, produce una “dislocación mental”, ese es el nivel de convencimiento que hemos desarrollado, curiosamente, contra toda experiencia.

Pienso que en realidad todo interactúa con todo, pienso que crear de manera artificial dos mundos (uno real y otro irreal) no tiene ningún sustento lógico ni sustento empírico, en otras palabras, todo indica que aquello que consideramos irreal afecta cotidianamente y de forma directa lo que llamamos real. Lo que explicaré más adelante (en otras publicaciones de este blog) es la forma en que se producen esas interacciones dentro del paradigma que estoy publicando paso a paso y que he llamado tercer paradigma o Teoría de la complejidad creciente.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Paradigmas y Cosmovisiones

Si entendemos Paradigma en el sentido que Thomas Kuhn le da a este concepto en “La estructura de las revoluciones científicas”, simplemente no podremos captar la profundidad de esta nueva teoría, ya que Kuhn reduce el concepto Paradigma a las hipótesis generales que definen los problemas y métodos legítimos de un campo de la investigación, dentro del marco de la ciencia, mientras que esta teoría es más bien una Cosmovisión totalmente distinta al pensamiento científico que, por tanto, debe desarrollarse al margen de la lógica científica, con un lenguaje nuevo en el cual el dialogo potencial con otras cosmovisiones resulta muy limitado. En otras palabras, la teoría de la complejidad creciente no postula un cambio dentro del sistema (como los describe Kuhn) sino un cambio de sistema.
Lo que pudiéramos entender como revolución científica en Kuhn es un cambio en la explicación de un mismo fenómeno pero sin salirse de la cosmovisión científica, por ejemplo, el cambio que se produce al entender la Luz como corpúsculos (en Newton), luego la misma Luz como ondas (en Young) y ahora último como ondas-corpúsculos (fotones) en mecánica cuántica. Pero esos cambios no escapan a la cosmovisión científica del Universo, en el cual éste se entiende como un conjunto de cuerpos (partículas), fuerzas y energías ciegas que, en su interacción, generan todos los fenómenos que observamos. Estos cambios, que se producen dentro del marco de la cosmovisión científica, son considerados por Kuhn como una revolución científica, como un cambio de paradigma lo que estrecha la mirada en torno a lo que llamamos cambio de paradigma.

Por otro lado, si entendemos Paradigma como sinónimo de cosmovisión validada o dominante, entenderemos la magnitud de lo planteado por esta teoría, que surge entonces como un tercer paradigma. El primer paradigma o cosmovisión dominante fue mítico, el Universo, en líneas generales, se entendía creado por dios o dioses (dependiendo de cada cultura) e incluso, una vez creado todo, los fenómenos que ocurren en el Universo eran entendidos como dioses en sí mismos (el viento eran los Anemoi controlados por Eolo para los griegos) o eran provocados directamente por dioses; El segundo paradigma o cosmovisión dominante surge y se desarrolla primero, de la mano de la filosofía, para luego desprenderse de ésta entendiéndose como una rama del pensamiento independiente que llamamos Ciencia, en donde el Universo es descrito bajo la hipótesis o idea del Materialismo Atomista dentro del cual se han producido cambios o revoluciones como las descritas por Kuhn.

Conocimiento universalmente válido:

Bajo la cosmovisión mítica no era posible ni necesario, es más, ni siquiera se pensaba en la posibilidad de alcanzar un conocimiento que tenga validez universal, las descripciones y explicaciones para los fenómenos observados dependían de cada cultura, por tanto, el conocimiento era siempre local. Cuando surge la filosofía, la pretensión primera de ésta es precisamente lograr una descripción del universo y sus fenómenos, que ya no dependieran de cada cultura, sino que fuera válida para todas las personas y pueblos independientemente de sus creencias particulares y locales. Se pensó que ello era posible porque se observaba que había una cierta armonía en el universo, una cierta regularidad que permitía hacer predicciones mucho más precisas que las que se conseguían, por ejemplo, consultando al oráculo, de hecho, los primeros filósofos alcanzaron reconocimiento justamente debido a la precisión de sus predicciones (se dice que Thales predijo el eclipse del 585 A.C.).

Si creemos que el Universo no es caótico sino que está sujeto a leyes que lo rigen, que producen y que ordenan los fenómenos del Universo y, por tanto, nos permiten hacer cálculos y predicciones muy precisas, la pregunta es obvia ¿En qué se sostienen las leyes de la naturaleza entonces? ¿Gracias a qué propiedad de la naturaleza en ella se pueden observan ciertas regularidades predecibles?.
La primera tensión, desde la cual se desarrolla la filosofía, tiene que ver entonces con el aparente desorden y caos del universo en movimiento y la necesidad de un patrón fijo, de algo que, dentro de los constantes cambios, se mantenga invariable y que, por tanto, sostenga esta armonía también observada e incluso, respaldada por el éxito de las predicciones y cálculos de los primeros filósofos (y, actualmente, de innumerables cálculos científicos). El primer problema que debe sortear la filosofía es encontrar ese patrón y, obviamente, no puede recurrir a la cosmovisión mítica precisamente porque esta cosmovisión no se considera racional ni natural sino que traslada cualquier posibilidad de respuesta a un “mundo” sobrenatural, a un “mundo” que se encuentra fuera de la naturaleza misma (metafísica). Si los fenómenos que ocurren en la naturaleza no dependen de seres (dioses) que están más allá de la naturaleza (sobrenaturales) entonces debemos encontrar sostener las leyes de la naturaleza en sí misma.
Si las leyes de la naturaleza se sostienen en la misma naturaleza, debe haber algo fijo e invariable en la propia estructura de la naturaleza, sin embargo eso entrañaba un enorme problema que surge como la primera tensión entre la observación y el pensamiento que da impulso así, al desarrollo de la filosofía. ¿Cómo explicamos las regularidades y armonías del Universo, que incluso nos permiten hacer predicciones muy precisas, si no hay nada fijo e invariable en la naturaleza? Evidentemente debe haber algo fijo e invariable entonces en la estructura de la naturaleza, algo que, a simple vista, no se logra captar pero que, lógicamente debe estar ahí, pues, si todo cambia constantemente (como parece ocurrir) no podría haber ningún orden, ninguna regularidad en los fenómenos naturales y por tanto ninguna posibilidad de predecir, de calcular la ocurrencia de ningún fenómeno.
Se pensó entonces que todos los cambios eran aparentes, que lo único que realmente existía debía ser algo invariable y fijo, todo lo demás debe ser una ilusión y si antes las “explicaciones” que se daban para entender los fenómenos de la naturaleza, se trasladaban a un “mundo” sobrenatural repleto de dioses, en ese minuto, las explicaciones finales comenzaron a ser trasladadas hacia lo profundo de la estructura de la naturaleza, buscándose primero a través del pensamiento y luego a través de los experimentos, una cosa, una substancia (physis) en la cual sostener los fenómenos, el comportamiento, las leyes de la naturaleza, de ahí surge el concepto substancia, que quiere decir, lo que subyace y que además se entiende como lo verdaderamente real, lo sustantivo, los sustancial, etc..

Con estos supuestos Thales se pregunta ¿de qué están hechas las cosas?, ¿en qué sostienen su existencia las cosas? generando la pregunta ontológica por excelencia que impulsaría, como ya dije, gran parte del quehacer filosófico y de la práctica científica posteriormente.
La respuesta que Thales da es que las cosas provienen y están hechas, en último caso (substancialmente), de “Agua”. El patrón universal, la constante universal, lo único que no cambia, dentro de todos los cambios que se observan, sería entonces el Agua.

Continuara...